sábado, 28 de marzo de 2009

EL ATENEO MADRILEÑO


Como punto y seguido a mi página de ayer sobre el acto en el Ateneo y observando una vez más, la galería fantástica de retratos y viendo la figura de Larra, me vino a la memoria que dos días antes, es decir, el 24 de marzo se cumplían doscientos años del nacimiento en Madrid del genial intelectual, escritor y periodista. Crítico profundo de la sociedad de su tiempo.
Dibujo de Emilio Jorrín

Mariano José de Larra.
Madrid 1809.1837. Hijo de un médico afrancesado, que tuvo que marchar a Francia, por lo que pasó Mariano José su juventud en Burdeos.

Promulgada la amnistía por Fernando VII, regresó a España en 1817. Estudió lengua en los jesuitas de Madrid. Comenzó las carreras de medicina y derecho. Asiduo a las tertulias literarias. Sus primeros ensayos los publicó con el seudónimo “El duende solitario”; también utilizó el de “El pobrecito hablador”, y el de “Andrés Niporesas”, y sobre todos el de "Fígaro" con el que ha pasado a los anales de la historia.

Una crónica de la Villa del 13 de agosto de 1829, recogía la noticia de la boda de Mariano Jose de Larra, hijo de Mariano de Larra y María de los Dolores Sánchez de Castro, con Anacleta Josefa, hija de Agustín Wetoret y Josefa Martínez, en la iglesia de San Sebastián, en la calle Atocha.

Tuvieron un hijo, LuisMariano, y dos hijas, Adelaida y Baldomera.

Su vida tuvo caracteres típicamente románticos y un matrimonio roto.

Sus amores desgraciados con Dolores Armijo, sumado a sus fracasos también en política, con la "sargentada" que le retiraron el acta de diputado que había conseguido por Avila, le llevaron a su final trágico.

Un 13 de febrero, martes de Carnaval de 1837, en la calle Santa Clara nº2, esquina a la calle de la Amnistía, se disparó un tiro mortal. Tenía 28 años de edad.



Con relación a su hija Baldomera, hay que decir que en estos tiempos que corren de crisis económica, es motivo de alguna cita en muchas de las tertulias que se "amontonan" en todos los medios de comunicación, y no por ser hija de Larra, sino por haber pasado a la historia como "la gran estafadora":


BALDOMERA de LARRA Y WETORET.

Nacida en Madrid, hija del célebre escritor Mariano José de Larra y de Luisa Wetoret, la tercera después de Luis Mariano (escritor letrista del Barberillo de Lavapies) y de Adelaida.

Fue mejor conocida como doña Baldomera, y uno de los personajes más populares de la Villa y Corte del último tercio del siglo XIX, y ha pasado a la historia como una de las grandes estafadoras de todos los tiempos con su famoso lema “Si usted me presta una onza de oro, la devolveré dos el mes que viene”.

Fue Baldomera bien educada por su madre. Se hizo una guapa moza, rubia de amplia melena y ojos azules grandes y expresivos y tuvo muchos admiradores. Entre ellos un apuesto estudiante de medicina a punto de concluir su carrera, Carlos de Montemayor, y acabó en boda.

El brillante médico fue nombrado médico del rey Amadeo de Saboya, y que más tarde en 1873 a la renuncia de éste, tuvo que abandonar España rumbo a América y se afincó en Cuba.

Doña Baldomera se quedó en Madrid con sus cuatro hijos todavía pequeños. Después de terminarse los ahorros familiares se vio obligada a trabajar como costurera y bordadora pero los ingresos eran escasos y discurrió la idea:

Recurre a una vecina prestamista usurera y la propone: “Si usted me presta una onza, la devolveré dos al mes que viene”. Y en efecto, pasó el mes y Baldomera cumplió.

Ante semejante y redondo interés del 100 x 100, la vecina corrió la voz sobre “el milagro que había realizado doña Baldomera”. La noticia se expandió rápidamente. Tanto que la empezaron a llover las ofertas.

El negocio fué viento en popa y de la primera oficina en la calle de la Greda (hoy Los Madrazo), creó la Caja de Imposiciones en la plaza de la Paja con un apoderado Saturnino Iregüa, tres empleados, Enciso, Rojas y Casanova y un recadero, Nicanor.

Con las nuevas imposiciones iba pagando sus compromisos iniciales.

Su fama fue tal que de pronto llegó una gran cantidad de oro procedente de Esquivias (Toledo) con la idea de hacer el gran negocio, para lo cual habían vendido hasta las fincas.

Durante 3 años la Caja va muy bien, con un volumen importante de dinero (22 millones de reales, que era mucho dinero de la época), hasta que un mal día para Baldomera empezó a investigar la autoridad y de inmediato tuvo que huir a Francia.
Se abrió el correspondiente proceso, pero Baldomera había dejado dicho al administrador que la distribución del activo existente se distribuyera entre los clientes más modestos. Buena acción, por la cual muchos de ellos la perdonaron.

No obstante, al regresar a Madrid empujada por la nostalgia fue ingresada en la cárcel de mujeres en la C/Quiñones.

En la cárcel enfermó o fingió la enfermedad y fue trasladada al Hospital en donde permaneció hasta que la fue sobreseida la causa por haberla perdonado la inmensa mayoría de las personas a las que había engañado.


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viernes, 27 de marzo de 2009

RICARDO LOPEZ ARANDA




ATENEO DE MADRID.

Ayer, día 26 jueves, tuve la satisfacción de asistir invitado al Ateo madrileño, a la lectura escenificada de la obra teatral de un buen amigo mío, ya fallecido, don Ricardo López Aranda, titulada “Las herederas del Sol” leída con acierto por el grupo de teatro de la sociedad ateneísta de “Aire libre”.


Ricardo López Aranda. Escritor y dramaturgo. Nació en Santander en 1934. Licenciado en Derecho en Madrid, pero su verdadera vocación fue el teatro, y a él ha dedicado toda su atención y trabajo.

En el año 1958 consiguió su primer premio importante en un concurso teatral de ámbito nacional convocado por el SEU para escritores universitarios, con su obra “Nunca amanecerá”.
Con su segunda obra original “Cerca de las estrellas” consiguió el premio “Calderón de la Barca” en el año 1960, y le proporcionó una verdadera categoría creadora, con un naturalismo crítico que resalta, con un lenguaje coloquial y directo la denuncia del inmovilismo alienante de una familia de clase obrera española que trunca las ansias de progreso de su hijo Juan.
En el año 1964, con su obra “Noches de San Juan”, consiguió el Premio Nacional Lope de Vega.

Han salido de su pluma más de sesenta obras de teatro, de las cuales se estrenaron 22 y siete en lecturas escenificadas.
Ha escrito también guiones para películas y diversas adaptaciones para Televisión como Edipo, La Celestina, El buscón, Don Quijote de la Mancha, María Estuardo, Fortunata y Jacinta…


Una enfermedad grave frenó su brillante carrera literaria y recuerdo muy bien cuando en los últimos días de su vida me decía en su casa: “Amigo Emilio, me doy cuenta que la muerte se acerca cabalgando en su noche, siento su aliento, tengo miedo”.
Murió en Madrid el 25 de noviembre de 1.996.


Ricardo López Aranda, con su obra llena de variedad de ambientes, diversidad de escenas y belleza literaria, está considerado como el más importante dramaturgo de Cantabria.

Tuve la gran satisfacción de hablar con su viuda, Germaine, que está haciendo una gran labor en recuerdo de la obra de su marido.

También coincidí con Eduardo Rodríguez Rovira, ex presidente de CEOMA, y pudimos recordar nuestros viejos tiempos de cofundadores de la actual Casa de Cantabria en Madrid, él como presidente y yo como vocal de cultura, y por supuesto hablamos de las personas mayores y de toda su problemática. Es cierto que en CEOMA y en la PABLO IGLESIAS tenemos distinta ideología pero muchas de las reivindicaciones sí las compartimos.



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lunes, 23 de marzo de 2009

AGRAVIO COMPARATIVO

CAMPAÑA DE LA IGLESIA CATOLICA




Y yo que me creía que ya con mis muchos años se me habían agotado las capacidades para sorprenderme?. Pues eh aquí que no, que estaba equivocado, porque no salgo de mi asombro que la iglesia jerarquica haya sido capaz de planear semenjante anuncio y más gordo aún hacer tanta demagogia con él.

…Y también me pregunto ¿qué piensan los padres, incluidos los católicos practicantes?. Supongo que estarán en contra de esa propaganda tan fuera de toda lógica. ¿Es que todos los padres, salvo poquísimas excepciones, no cuidan, atienden y hasta miman con todas sus fuerzas a sus bebés, se desvelan por ellos y les protegen durante toda la vida?.
¿Cómo estos obispos pueden decir que un lince está más protegido que un bebé que ya anda a gatas?.

…Y, ¿qué decir de las afirmaciones del Obispo de Roma de que el condón no protege contra el SIDA?.

En fin … Aquí queda mi rechazo y mi protesta.

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jueves, 19 de marzo de 2009

LAS FALLAS


SAN JOSE Y LAS FALLAS

Como cierre de las fiestas del denominado ciclo de invierno, se celebra a nivel nacional, la festividad de San José.

Fiesta que toma una verdadera dimensión, en la zona levantina, en la cual, el núcleo de la misma se centra en sus Fallas, convertidas en la actualidad en unas fiestas de carácter universal, en las que se pone de manifiesto la variadísima pirotecnia de las tracas, fuegos artificiales y "mascletas".

Les Falles, son auténticos monumentos de cartón piedra, madera y tela, con personajes (ninot) formando escenas satíricas, representando los acontecimientos sociales, políticos o culturales de actualidad durante el año. Se queman la "Nit del foc".

Lo que en el siglo XIX era una simple hoguera hecha con trastos viejos, ha alcanzado actualmente una dimensión artística sin precedentes, con más de un millar de "plantás" en todo Valencia.

En su versión artística, como hoy las conocemos, comenzaron en el año 1.885 y se establecieron premios oficiales.
Un jurado, se encarga de elegir el mejor ninot del año, el cual es indultado del fuego y pasa a formar parte del museo creado a tal fin en 1.934.

El nombre de "falla", tiene su origen en el catalán "hoguera festiva", y su origen se remonta, al parecer, a cuando el gremio de carpinteros de Valencia, celebraba la fiesta de su santo patrón San José, desde el s.XVI, con la quema de los residuos de madera, enriquecidas con algún monigote (ninot).

SAN JOSE, es el santo más venerado, patrón de los padres de familia, que tratan de seguir su ejemplo y le ruegan ayuda para cuidar de sus familias, si bien en la actualidad ha perdido buena parte de su matiz religioso para adquirir un cariz más comercial.
Es patrón de la iglesia universal y patrón de la buena muerte.
Es también patrón de los carpinteros y de los artesanos.


Semana Fallera

La despertá
Las fallas comienzan cada día con la despertá. Los falleros despiertan al resto de vecinos tirando al suelo unos petardos conocidos como tró de bac (trueno de golpe), los cuales explotan al golpear el suelo.

La mascletá
Son las preferidas por los valencianos y menos entendidas por los visitantes. Para entenderlas es necesario estar próximos al lugar en donde se explosionan, ya que no es cuestión de ver, sino de sentir y oír.

Día 15: La Plantá


Retoques durante la plantà

La plantá es el acto de erigir las fallas.

Días 17 y 18: L'Ofrena (La Ofrenda)


Plaza de la Virgen tras la Ofrenda

En estos días se efectuaa la ofrenda a la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad de Valencia. La ofrenda se realiza por la tarde hasta bien entrada la noche, continuándose al día siguiente.

Noche del 18 al 19: La Nit del Foc
La Noche del Fuego es una de las manifestaciones pirotécnicas nocturnas (último castillo de las fiestas) más importantes de la fiesta fallera que antiguamente anunciaba el final de los festejos, y que desde hace años se trasladó al penúltimo día. Es el espectáculo pirotécnico más espectacular de todas las fallas, con una duración que suele oscilar entre 30 y 40 minutos y donde se queman más de una tonelada de pólvora repartida por todo tipo de carcasas de colores y sonido. Suele ser el momento donde más gente se reúne, llegándose a alcanzar fácilmente más de un millón de personas.

Día 19: La Cremá


Falla durante la cremá

La cremá es el acto de clausura de las fiestas. Consiste en la quema de las fallas plantadas en las calles de Valencia el día 19 de marzo. El acto viene precedido por un castillo de fuegos artificiales, encendido por la Fallera Mayor.
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miércoles, 18 de marzo de 2009

JUANA POSSE su vida

DATOS PARA UNA BIOGRAFIA

Texto de la conferencia pronunciada por Emilio Jorrín, Presidente de la Asociación de Mayores y Pensionistas PABLO IGLESIAS, en la “Casa del Pueblo de Vicálvaro” el día 9 de marzo 2.009, con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

JUANA POSSE, fue una mujer decidida, valiente, una de las muchas mujeres que por una causa o por otra, tuvieron que dejar su casa y su tierra y venirse a Madrid “con lo puesto”, en busca de un mejor horizonte y calidad de vida.

Su biografía no hubiese tenido ninguna trascendencia a no ser por la extraordinaria circunstancia de ser la madre de uno de los personajes más preclaros de nuestro país nacidos en el agitado y singular siglo XIX, con revueltas militares, luchas por el poder y huelgas obreras: El ilustre
PABLO IGLESIAS POSSE.

Juana, en opinión de los que la conocieron, respondía fielmente al tipo de mujer gallega, es decir: Una mujer dulce, trabajadora sufrida ... Dotada en el fondo de una capacidad de resistencia a toda prueba para afrontar todas las dificultades que acosaron a su familia.

Poseía Juana unos bellos y brillantes ojos azules, tan hermosos como serenos en su mirada, que cautivaron profundamente a quien llegó a ser su marido, Pedro de la Iglesia Expósito. Vivieron en la rúa Nicolás, en el popular barrio de Esteiro, en Ferrol, y tuvieron tres hijos:

La primogénita, Elisa, que murió al poco tiempo de nacer. Luego nacería Paulo, el día 18 de octubre del año1.850 y le llamarían siempre Paulino en el entorno familiar, y el tercero llegó seis años más tarde, es decir, en 1.856, y le pusieron de nombre Manuel y siempre le llamarían Manuelín.

No es preciso indicar que tanto Juana como su marido eran analfabetos, pues siendo nacidos ambos en familias pobres, era una circunstancia habitual en aquellos tiempos, y sobre todo las mujeres. (80% analfabetos).

A pesar de esa circunstancia tan adversa, Juana poseía, no obstante, unas cualidades ejemplares tanto para la administración de la casa, como en el arte de la conservación de la ropa, la limpieza del hogar y de manera muy especial en la condimentación de las comidas para conseguirlas muy apetitosas, a pesar de la escasez de medios.

Pedro su marido, hijo de padres desconocidos y natural de Orense, aportaba escaso jornal como peón sin cualificar en el ayuntamiento de Ferrol.

Al poco de tener Juana a Manuelín, Pedro cayó enfermo sin recuperación posible y Juana pasó a engrosar la larga lista de las viudas del lugar en 1.859. (35 años era la media de vida).
La enfermedad de Pedro había supuesto muchos gastos quedándose Juana en una situación muy difícil de superar, con el agravante de que no tenía familiares en Ferrol.
Pedro era hijo de padres desconocidos, ya lo hemos dicho, y ella era oriunda de Santiago de Compostela, por lo tanto estaba sola con sus dos hijos pequeños, sin trabajo y sin futuro.

Ante esta dramática situación y dada la circunstancia de que Juana tenía en Madrid un tío carnal sirviendo en la casa de un noble ricachón, tomó la drástica decisión de mal vender lo poco que tenía para pagar las deudas acumuladas reservándose cuatro cosas para trasladarse a Madrid a ver si su tío podía echarla una mano para encontrar trabajo y poder sacar adelante a sus dos hijos.
Pidió ayuda al Concejo local, pero éste la socorrió con muy poca generosidad.

Era a la sazón el verano de 1.860, así pues Paulino, su hijo mayor tenía 10 años y Manuelín, su hijo pequeño 4.

Había costumbre en aquella época, hacer los viajes en diligencia, pues no había ferrocarril, y mucho menos autobuses, así pues, Juana, como el resto de mortales pobres que viajaban, acordaban con los arrieros para que estos llevasen en sus carros los escasos equipajes.

En ocasiones, el precio pactado con los arrieros incluía el derecho del viajero a subirse en el carro en algunos trechos del camino y también en ocasiones a montarse en las caballerías.

Juana, a falta del dinero suficiente, tuvo que convenir que solamente Manuelín tendría acomodo en el carro, en tanto que ella y Paulino, lo harían a pié caminando detrás.
Así pues, es fácil adivinar que supuso una auténtica odisea teniendo en cuenta que son más de 500 kilómetros la distancia entre El Ferrol y Madrid, con la dificultad añadida de que son varias las montañas que hay que salvar.

A este respecto, y muchos años más tarde los propios protagonistas se expresaban de esta manera cuando hablaban del largo viaje de su venida a Madrid:

“Fueron tres semanas de aire, de sol, de libertad, de cruzar entre prados, castañeros, pomaredas, encinares, pinos, viñedos, tierras en rastrojo que nunca concluían; por caminos revueltos bordeando barrancos insondables, y a veces, junto a huertos con higueras, manzanos y perales que brindaban sus frutos dulcísimos.
Las largas caminatas diarias tenían la pausa deleitosa e indispensable para aviar en el mesón o en el parador del camino, la cena para todos, a base de sopas de ajo, hechas y comidas en la misma sartén.

Después a la hora del reposo y sobre sacas de paja, o bien sobre la ropa de algunos de los bultos, dormíamos abrazados los tres hechos una piña.

Al alba, de nuevo la marcha, después de repetir con las sopas de ajo, asearnos un poco y otra vez a la ruta.

“Vida errabunda, no exenta de poderosos encantos, que constituyen la nostalgia del hombre urbano de nuestros días, en palabras del propio Pablo Iglesias y recogidas por su biógrafo Juan Antonio Morato.
Tan apetecible era aquella vida, que entonces no había ninguna que se le pudiera comparar.
Detenernos donde nos lo pedía el deseo sin que nadie pudiera impedirlo, y sobre todo poderse uno regalar con los racimos de uva, con las peras aguanosas, con las manzanas agridulces y los higos melares cogidos en el camino, ¿dónde hallar mayor felicidad?”.


Juana, al llegar a Madrid, con un rapaz en cada mano y bien tostados los tres por el sol y la brisa del camino, se dirigió al palacio del Conde de Altamira, situado en la calle de San Bernardo, esquina a la calle Flor Alta, en donde servía su tío.
Pero he aquí que la noticia que la dieron, absolutamente inesperada, de que su tío había muerto, dejó a la viuda gallega en un estado de aturdimiento tal que no la salían las palabras.

En aquella situación tan patética y de desamparo, la buena mujer, se vió obligada a pedir limosna.

Sí parece que el Conde de Altamira, de nombre Vicente Pío Osorio de Moscoso, duque de Atrisco y titular de una larga lista de marquesados y títulos honoríficos, adornados, por si fuera poco con el de presidente de una sociedad arqueológica de Amberes, intervino para que los dos niños, Paulino y Manuelín, ingresaran en el Hospicio de San Fernando, en la calle de Fuencarral.

Juana, en un estado agridulce, agrio por la desolación al verse separada de sus hijos y dulce porque pensaba que al menos estarían atendidos razonablemente, alquiló una habitación en la calle de Cabestreros, en donde la iban entregando ropa para lavar e ir sacando para poder malvivir.

A pesar de la dureza de la labor de lavar, Juana, empezó a trabajar también como asistenta en alguna casa cuando la solicitaban.

En fin, con esta trágica situación, es fácil de entender que Juana vivió aquellos primeros momentos de su vida en Madrid, al borde de la desesperación.
Por un lado la separación de sus hijos, lejos del calor materno tan necesario para los niños a esas edades. Ella misma, llena de agobios y trabajo duro para poder pagar el alquiler de la habitación y a penas mal comer.

Esta situación, ya grave de por sí, se vió muy incrementada con la noticia de que su hijo Paulino, debido a la escasa alimentación en el Hospicio, cayó en un estado de debilidad tal que le producía desmayos, y al menos en dos ocasiones estuvo en la enfermería.

A pesar de los muchos inconvenientes del Hospicio, Paulino, de vez en cuando disfrutaba sobremanera cuando recibía una peseta que las monjas le daban de propina, en las solemnidades de la Capilla que era elegido, por su actitud serena y responsable, para marchar al lado de la Sagrada Forma en las procesiones que organizaban.

Juana sabía que el Hospicio era frío, el trato no era bueno ni malo, más bien distante e indiferente para con los niños, propio de la gente habituada al infortunio de los allí acogidos, pero la suponía un cierto alivio pensar que Paulino, ya un muchachito muy responsable y fuerte de espíritu, estaba muy pendiente y cuidaba de su hermano pequeño Manuelín.

Gran alegría se llevó Juana cuando su Paulino terminó, con 11 años, sus estudios elementales en el Hospicio con notas sobresalientes lo que le permitió al muchacho elegir oficio entre las posibilidades de carpintero, cerrajero, sastre, zapatero o impresor. Eligió con buen acierto el de impresor.

A este respecto, y muchos años más tarde su biógrafo Morato ha dejado escrito:

“Despejado, muy reflexivo, observador y capaz de gran potencia de atención, aprendió pronto la caja, que encierra letras, signos y guarismos, y después el mecanismo de la composición y distribución de los moldes; y como era laborioso en extremo, en poco tiempo realizó grandes progresos, que hubieran sido mayores de haber tenido un maestro bueno y capaz de estimular, ayudar y orientar al aplicado”.

Quiero también recoger las palabras que Juana, pronunciara en cierta ocasión hablando de su hijo:

“En el fondo, era un rapaz que le costaba mucho sonreir y más aún reir abiertamente”, y así en las fotos que conservaba de él quedaba bien de manifiesto una cierta tristeza interna.

Volviendo a la época del Hospicio, Juana, sabía que el regente de la imprenta, aunque muy buen profesional, era un hombre de un carácter hosco y muy poco propicio para estimular a su Paulino, en los umbrales ya del nuevo período de vida que como aprendiz de tipógrafo había iniciado por méritos propios, pero la capacidad de su hijo la proporcionaba siempre una tranquilidad de ánimo, a pesar también de que Manuelín no era tampoco muy feliz en aquel sombrío caserón de la calle de Fuencarral.

Muy grabado tuvo Juana de por vida aquella visita tan inesperada como sorprendente a su casa que la hiciera un tal don Augusto Burgos, un funcionario de relieve que dirigía en el ministerio de Hacienda la edición de un Boletín Oficial y alguna revista de contenido científico.
Un buen hombre, en opinión de Juana, diría después de su grata visita. Al parecer el buen señor le había tomado un gran aprecio a Paulino por las condiciones del muchacho de formalidad y despierta inteligencia cuando éste era enviado a llevar pruebas de imprenta al citado ministerio.

El citado Augusto Burgos tenía la pretensión de adoptar a Paulino.

Juana, consideró que tan generosa pretensión redundaría en beneficio de su hijo, pero no tomó ninguna decisión hasta consultárselo al muchacho, dada la trascendencia del asunto, y así lo hizo al domingo próximo en la visita a Paulino y Manuelín en el Hospicio.

Paulino, entre sorprendido y agradecido al señor Burgos por aquel gesto tan de agradecer, lo rechazó enérgicamente, ya que él no abandonaría a su madre por nada del mundo.

Muy apenada pasó Juana las Navidades de ese año 1.862. La solicitud de Paulino y Manuelín para ir a pasar un día tan señalado con su madre les fue denegado por el director del Hospicio.

Pero, a pesar de tan absurda decisión del Hospicio, Paulino, no se resigno a aceptarla y asumiendo todo el riesgo que suponía su decisión, se escapó, y se fue con su madre a pasar el día de Navidad, con el pesar, eso sí de no poderse llevar con él a su hermano Manuelín.
Al volver al Hospicio al día siguiente, el regente, además de echarle una buena reprimenda, que se la merecía, llegó incluso a pegarle, y esto si que ya no. Como resultado, al finalizar la jornada de trabajo en la imprenta recogió Paulino todas sus pertenencias del dormitorio y aprovechando una ausencia del regente, se escapó nuevamente y ya no volvería nunca más por el Hospicio.

Juana, se tomó aquella drástica decisión de Paulino con una clara sensación a medio camino entre muy contenta y disgustada, al mismo tiempo. Contenta, muy contenta porque así tendría a uno de sus hijos con ella, pero por otro lado con la preocupación grande por la situación de soledad en que quedaba su otro hijo.

Con esta nueva circunstancia, se la presentó a Juana un nuevo problema añadido a su propia situación de penuria y trabajo duro como lavandera y sirvienta y les resultaba, casi imprescindible que Paulino encontrara trabajo.

No pasó mucho tiempo, la verdad para que el avispado y bien preparado Paulino encontrara una imprenta en la calle de la Manzana que le admitiera en calidad de aprendiz, a tenor con su edad de 12 años, y con poco jornal, claro, a dos reales diarios, muy por debajo de que por su trabajo se merecía. En realidad, era la tónica general de la época de que los aprendices eran impunemente explotados por los patronos.

Así pues, con sus doce primeros reales, fruto de su jornal de toda una semana de trabajo duro, los recibió Paulino con una enorme alegría y más aún cuando aquella su primera paga se la entregaba a su madre.

A modo de comparación, algunos salarios de la época y que se mantuvieron por espacio de varios años, eran: Un albañil ganaba 14 reales por día; el ayudante peón de albañil, 8; un bracero sin cualificación 6 reales diarios.
No es necesario añadir que eran sueldos de auténtica miseria.

La propia Juana ganaba 4 reales y la comida por todo un día de trabajo de limpieza, lavando y fregando, en la casa que la llamaban.

Sabemos que también lavaba ropa en el río Manzanares, uno de los trabajos más ingratos de las mujeres madrileñas, tanto en invierno con el frío helador del Guadarrama como en verano con el sol abrasador quemándolas la espalda, con sus rodillas hincadas durante horas sobre sus tablas de lavar o banquillas. Una buena parte del colectivo de estas mujeres lavanderas, eran viudas con muchos hijos y no faltaban las casadas con un marido inútil o borrachín al que tenían incluso que alimentar.
En el caso de Juana, que bajaba al río en ocasiones debían escoger horas discretas cuando los cajones se hallaban libres, debían pagar el alquiler de la banca y el recuelo y eran llamadas por las asiduas “las golondrinas”.

En definitiva, la pequeña ayuda de Paulino le venía muy bien a la familia, incrementada con Manuelín que por entonces, era el año 1.863, había salido ya del Hospicio, muy tocado de salud.

Hemos hablado mucho del Hospicio, pero es que tuvo una relación tan directa con nuestros personajes que era imprescindible hacerlo.
Fue fundado en el año 1.673 para el recogimiento de niños pobres en unas casas situadas en los denominados “Pozos de la Nieve”, en las cercanías de la actual plaza de Bilbao. Posteriormente, en 1.722 se iniciaron las obras para construir el edificio que hizo esta función hasta el año 1.917, en la calle Fuencarral. En la parte posterior, hoy jardines, estaban las naves que servían de talleres y alojamiento.
El edificio, en estado ruinoso, con excepción de la fachada principal fue ampliamente trasformado y se ubicó en el actual museo Municipal.
Destaca su puerta principal, uno de los ejemplares de mayor valor artístico en el barroco español tardío, denominado también “churrigueresco” por sus formas exuberantes, obra del insigne arquitecto madrileño Pedro de Ribera.

Bien, volviendo a nuestros personajes, y como se dijo, los tres juntos, Juana, Paulino y Manuelín, un nuevo incidente vino a perturbar la alegría de la familia. Corría el mes de marzo de 1.863 y Paulino perdió su trabajo.
Aunque, a decir verdad, fue por poco tiempo, ya que en seguida encontró nueva imprenta con un sueldo de 4 reales por día, pero, teniendo que simultanear los trabajos en la imprenta con otras labores domésticas en casa del patrono.

Llegó 1865, y nuevo cambio de imprenta. Esta vez sería en donde se componía el periódico La Iberia, y con 8 reales al día.

Año 1.866, año triste, muy triste y fatídico fué para los Iglesia Posse: Manuelín, minado por la tuberculosis, se murió, con 10 de edad.
Duro golpe para Juana fue esta pérdida irreparable.

Y como las desgracias, nunca vienen solas, Paulino, por una crisis general de trabajo fue despedido y otra vez de “patitas en la calle”, y como no podía ser de otro modo, nuevamente se vieron acosados por la necesidad y la penuria.
Ante esta situación de necesidad, Paulino que se había afianzado en su oficio y era ya un tipógrafo reconocido, tuvo que aceptar un trabajo por solo seis reales diarios, un sueldo denigrante para sus conocimientos, pero a decir verdad a su madre Juana le vinieron como una “tabla salvadora”.

Y así, entre penas y gozos, llegó “La gloriosa”, es decir, la “Revolución de octubre de 1.868”.
Con ella se produjo una renovación en el ámbito cultural.
Es la época en que personalidades ilustres como Giner de los Ríos, empezó a explicar temas políticos; Miguel Echegaray, derecho político…etc. Hallaron nuevo florecimiento entidades culturales como el Ateneo; la Sociedad Económica de los Amigos del País; el fomento de las Artes…

Con esta nueva situación, es fácil de entender que Paulino, un muchacho siempre hábido por aprender y culturizarse, se aprovechara de este auge insólito de los temas de la cultura y asistiera a diversas clases en la Escuela de Artes y Oficios. También estudió economía política y sobre el idioma francés que por cierto le apasionaba, tanto, que llegó a ganar un premio extraordinario de mil reales en un concurso sobre el conocimiento de la lengua francesa.

No hace falta describir la satisfacción de Juana al recibir la noticia de tan importante premio y también, por qué no decirlo, con los mil reales en metálico, que suponían más de medio año de trabajo con aquellos sueldos tan míseros que ya hemos indicado.

Grande sorpresa le causó a Paulino y también a su madre, al recibir la partida de bautismo desde Ferrol, que habían pedido a la ciudad gallega de su nacimiento para solicitar la liberación del servicio militar al ser hijo de viuda.
Grande sorpresa, digo, al comprobar que en dicha partida de nacimiento figuraba su auténtico nombre: PABLO.

Entonces, ¿por qué, le habían llamado siempre Paulino?. Pues la verdad es que tiene una clara explicación, ya que Pablo en gallego es Paulo y su diminutivo Paulino, diminutivo que habían empleado desde su nacimiento.
Sabemos por su biógrafo que este detalle causó no pocas bromas entre sus allegados, pero al final se fueron acostumbrando a su nuevo nombre.
Otra cosa sería la actitud de su madre, ya que nunca dejaría de llamarle Paulino, como siempre lo había hecho desde la cuna.

Estamos ya en el año 1.881, así pues, nuestra valerosa gallega ferrolana de los ojos azules brillantes, ya un poco apagados por tantos avatares de la vida, contaba con unos 50 y pico de años de edad, y ya le eran visibles en su rostro las huellas del tiempo y de tantas penurias acumuladas.

Paulino, a quien a partir de ahora ya le llamaremos Pablo, sufría con cierta frecuencia el mazazo de los despidos, no solamente por la situación inestable de la época para todos los asalariados, sino además por sus conocidas actividades reivindicativas sociopolíticas a favor de los trabajadores y contrarias, claro está, a los intereses de los respectivos patronos.

Sabido es que Juana, en diversas ocasiones y coincidentes con los respectivos despidos que iba sufriendo Pablo, tenía que recurrir a los fiados de los tenderos del barrio para que la fueran dando, sin pagar, los alimentos necesarios para la comida diaria.
Digamos a este respecto que los pequeños tenderos se fiaban de sus humildes clientelas, por lo general las familias de los obreros pobres.
En este punto, es oportuno citar que Juana gozaba en el barrio de una alta estimación por parte de todos los vecinos, sabedores también, de sus cualidades de mujer trabajadora y humilde y buena persona.

Es la época en que Juana y Pablo vivían en la calle de la Comadre, en el viejo y castizo barrio de Lavapiés, zona en la proliferaban los tipos populares, cigarreras y modistillas, de tanta aportación sociolaboral a esta Villa y Corte.

Su vivienda, en esta calle de la Comadre, estaba situada en la tercera planta, era poco luminosa, pero sí contaba con el espacio suficiente para que Pablo dispusiera de un cuarto propio para todos sus libros y muchos papeles de su actividad extra laboral sociopolítica, esmeradamente colocados.

Aún no hemos comentado la preocupación que siempre tuvo Juana por la salud de Pablo que había salido un poco tocado del Hospicio. No con la gravedad de Manuelín que murió de tuberculosis como ya se dijo, pero sí un tanto delicado.
Así que no es de extrañar que la mujer pasara mucho miedo cuando Pablo sufrió unas hemoptisis pulmonares de cierta gravedad y que superó gracias al tratamiento del médico Jaime Vera, gran amigo suyo, y compañero de fatigas como sabemos, y también por los cuidados esmerados de ella misma. Estamos en el año 1.881.

Y como las desgracias nunca vienen solas, poco después enfermó Juana, y es curioso comentar que estaba más preocupada la mujer de cómo se las arreglaría Pablo para limpiar el polvo a todos sus libros y papelotes, que ya eran muchos, que por ella misma. En fin, las cosas de las madres.

Y ya que hablamos de libros, es el momento de decir que ya Pablo contaba con una buena biblioteca, que había ido formando desde muy pequeño.

Mal, muy mal encajó Juana la noticia de que su Paulino había sido condenado a cinco meses de cárcel en la Modelo, y no entendía el porqué de aquella condena por el mero hecho de apoyar una huelga más que justificada y haber sido incluso defendido por el eminente abogado Pi y Margall.

Y así, de este modo, entre sobresalto y sobresalto, llegamos a 1.884, cuando Juana vivió la enorme satisfacción de ver a su hijo como líder ya indiscutible del socialismo español, y de cómo destacaba en su trabajo en la mejor imprenta de Madrid, la de Manuel Rivedeneyra.

Es 1.887, nuestra Juana, ya muy golpeada por tantos avatares de la vida, cuando sufrió un nuevo golpe emotivo al tener que cambiar de domicilio.
A una casa tranquila, eso sí en su opinión, situada en la calle de San Cosme, próxima al convento de la calle de Santa Isabel, y cuyos tañidos de sus campanas llegaban tenues hasta su misma habitación.

Cuando ya todo estaba en orden, nuevamente enseñó sus dientes la desgracia y se apoderó de Juana con tanta saña que ya sería la definitiva: Una cruel pulmonía acabó con su vida.
La vida de una mujer buena, luchadora, que supo superar toda clase de penalidades y sacrificios que la vida la deparó.
Contaba con una edad aproximada de unos 60 años.



Seis años después de la muerte de Juana, es decir en el año 1.893, su hijo “El Rubio”, apodo de nuestro personaje, el gran Pablo Iglesias, surgió la mujer que cambió su vida sentimental: Amparo Meliá.

Veamos seguidamente y a grandes rasgos, como se fueron sucediendo los acontecimientos:

En las postrimerías del citado año 1.893, se presentó en Madrid la citada Amparo, absolutamente desolada y en compañía de su hijo Juan de 10 años, que venía desde un pueblo cerca de la ciudad de Valencia, su tierra natal, en busca de su amigo Pablo al que había conocido en una de las estancias de éste en aquel lugar, en 1.888, para que la ayudara a rehacer su vida.

Poco tardó Pablo en buscarla cobijo en Carabanchel, en la casa de un correligionario socialista, dueño de una fábrica de hules en esa localidad madrileña, en donde fuera muy bien acogida.

Sabemos por Juan José Morato, uno de los biógrafos más importantes de Pablo Iglesias, lo siguiente:

“Los miércoles de cada semana, ajustado el periódico y ya en máquina, Iglesias marchaba a Carabanchel para pasar allí la tarde.
Cuando regresaba a presenciar y atender el cierre del semanario, estaba radiante de felicidad y traía en la mano alguna ramita de pino, que sin la menor duda le recordaba horas de idilio”.

Al poco tiempo Pablo Iglesias, ya tuvo su hogar y una compañera que le atendía y cuidaba con todo el esmero de una mujer que le quería y se casaron civilmente en el Juzgado municipal del distrito de Palacio.

En aquella época Pablo Iglesias disponía de unos ingresos de 30 pesetas semanales, cantidad que aumentaba ligeramente con sus colaboraciones y traducciones, pero claramente insuficientes.
Es la época en que muchos de sus amigos viéndole sin abrigo, hicieran una colecta para comprarle una capa.

Esta situación precaria de la familia, vino a remediarse con la aportación de Amparo, mujer muy hábil por cierto en los trabajos artesanales de pasamanería (adornos para la ropa).

Complicado fue seguir los avatares de la vida de Pablo Iglesias en esta última década del agitado siglo XIX:

Huelgas en Madrid, en Málaga …, le llevaron a Pablo Iglesias a la cárcel en varias ocasiones.

Una nueva recaída en la salud precaria del dirigente socialista, en el verano de 1.900, le obligó a trasladarse a un sitio tranquilo. Sería en esta ocasión a El Escorial en casa de un amigo suyo y compañero de partido, Inocente Calleja, dueño en Madrid de una afamada platería, situada en los soportales de la Plaza Mayor, que le había proporcionado una jugosa fortuna, y tenía en dicho lugar una casa y varios hoteles.
Los murmuradores de turno decían que Iglesias estaba en El Escorial pasando unas vacaciones y que era dueño de varios hoteles.

Sabemos por las crónicas, que Amparo Meliá, se esforzaba por dar atentos cuidados a su marido, dado el estado delicado de salud que padecía, si bien, en ocasiones no se podían cumplir al pié de la letra las prescripciones médicas. La carne y el pescado blanco recomendado para el enfermo, eran lujos que no se podían permitir, como tampoco pasarse días de descanso en algún balneario junto al mar.

Se sabe que su amigo Calleja, al quedarse solo por la muerte de una ahijada suya que le cuidaba junto con el hijo de ésta, adolescente, se fueron a vivir con Amparo y Pablo, para que Amparo les hiciera la comida y les lavara la ropa, circunstancia que motivó la mejora económica de la familia.

Conscientes todos de que aquella fórmula de convivencia daba muy buenos resultados, optaron por trasladarse todos juntos a una casa más ámplia en la calle de Ferraz.

Pasaron los años y muchísimos acontecimientos políticos como es bien sabido, y así llegamos al año 1.915.
Y fácil es comprender que el “tiempo vital” de Pablo Iglesias con 65 años de edad y golpeado por su frágil salud, había disminuido notablemente, y la desgracia se cebó de nuevo. No en él ni en los suyos. Esta vez fue nuevamente en su amigo Inocente Calleja que cayó gravemente enfermo.
Le aconsejaron los médicos que se trasladara a un clima templado y así lo hizo, se fue a un pueblo cercano a Valencia, la tierra de Amparo, acompañado por su amigo Pablo. Todo fue inútil, Calleja murió a los pocos días de su llegada.
Y lo que son las cosas, Amparo Meliá salió muy beneficiada por el testamento del difunto que había testado que todos los hoteles de El Escorial fueran para Amparo.
Parece ser que Calleja lo hizo así porque, según Morato, de habérselos legado a Pablo Iglesias, éste los habría vendido para emplear el dinero que le diesen en ayudar al partido y al periódico.

Hubo sí un legado para Pablo Iglesias en la cantidad de 10.000 pesetas, cantidad que fue íntegra a parar, como donativo anónimo, a la caja de El Socialista.

De esta manera, Amparo Meliá, se vió envuelta en cierta abundancia económica, lo que la permitió sin duda, atender primorosamente a su marido e influyó decisivamente en prolongar la vida del genial luchador socialista.

A este respecto, el doctor Jaime Vera, afirmaba en cierta ocasión que solo la mujer de Iglesias había hecho posible que éste no muriera joven.

Estamos ya en la época en que la actividad infatigable de Pablo Iglesias decae estrepitosamente y se le aplica el apodo cariñoso de “El abuelo”.

En su delicada salud, una vez más su amigo el doctor Jaime Vera, le recomendó se fuera una temporada a Caldetas, una pequeña población cerca de Mataró, pero he aquí que súbitamente se le agravó una de sus dolencias, de vías urinarias, y tuvo que ser operado de urgencia.

De vuelta a casa y entre cama, reposo y trabajo a pesar de su delicado estado, nuevamente volvió a necesitar cuidados especiales y se fue a descansar a la región levantina.

Al poco tiempo, otra vez la misma mala suerte, nueva recaída y nuevo viaje. Esta vez a Asturias y ya sería su última salida de Madrid.

Ahora estamos en el año 1.922 y Pablo Iglesias, bajo el cuidado meticuloso de su mujer Amparo Meliá, ya ni siquiera salía de casa, salvo en contadas ocasiones que se daba un pequeño paseo por Rosales, lugar que, según sus propias palabras le proporcionaba solaz para los ojos aquella incomparable belleza del paisaje que contemplaba.
Sí continuaba el ilustre luchador con sus puntuales colaboraciones de El Liberal de Bilbao y La Libertad de Madrid, y como no, participando en los asuntos importantes del Partido.

En su ancianidad postrera, y después de dos larguísimas semanas sin poder acostarse, se encontró muy mal y pidió a su mujer que le ayudase a meterse en la cama.
El doctor Huertas le examina, hace analizar su orina y da su dictamen rotundo:
No hay ninguna esperanza.

Era el día 8 de diciembre de 1.925.
Van llegando familiares y amigos sabedores del último parte del médico.
Entre los presentes, se halla su hijastro Juan Almela Meliá y ya en sus últimos suspiros el ilustre gallego le comenta:

“Hoy precisamente, día festivo, día de la Concepción, se cumplen años de la muerte de mi madre Juana”.


Pasa la noche y llega el día 9. Amparo se teme lo peor. Está preparada, y en efecto entrada la noche de ese día 9 de diciembre de 1.925, Matías Gómez, amigo personal de Pablo Iglesias y viejo luchador socialista, da la noticia del fatal desenlace.

La muerte de Pablo Iglesias, conmovió a España entera y a otros muchos países de la onda socialista.

Su cuerpo embalsamado, fue expuesto en la capilla ardiente en la Casa del Pueblo, que él fundara, y por allí pasarían colas interminables de personas que querían rendirle un cálido homenaje de gratitud y admiración.

El domingo, 13 de diciembre, el cortejo fúnebre, en apretada muchedumbre, que llenaba toda la calle de Alcalá hasta el cementerio civil dio el último adiós al genial socialista.

Unas palabras del eminente Julián Besteiro, pusieron fin a un acontecimiento histórico de muchísima dimensión.

Y con esto doy fin a mi charla, que espero y deseo que haya sido del agrado de todos.

Muchas gracias.



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lunes, 16 de marzo de 2009

SALCES

QUE ES MI PUEBLO





SALCES, pueblo campurriano situado en el centro de una planicie a 2,5 kilómetros de la ciudad de Reinosa, en la carretera provincial desde esta ciudad a Cabezón de la Sal, en la orilla izquierda del río Ebro, a dos kilómetros escasos de su nacimiento.
Pertenece a la Hermandad de Campoo de Suso, compuesta por 24 pueblos, que forma parte con diez municipios más del partido judicial de Reinosa.

Su terreno es llano en su mayor parte, si bien cuenta con varios altozanos a modo de columna vertebral de este a oeste y que definen las cuencas del Ebro y del Hijar denominados: La Guariza, Mesquería Grande, Mesquería Chica y Sotío.
Por él discurre además del Ebro, el arroyo de La Miña, primer afluente del gran río.

Durante siglos, los habitantes de este Valle de Campo, al que Salces pertenece, vivieron de una manera muy primitiva y con una economía muy precaria, basada en la cría de un poco de ganado autóctono, como la vaca campurriana, hoy desaparecida, y la vaca tudanca, en peligro de extinción; yeguas de buena calidad que daban unas mulas de gran aprecio en Castilla; un pequeño rebaño de cabras y ovejas, completada con la siembra de patatas y trigo para consumo familiar, y la matanza del cerdo como base de su alimentación.

Salces es un pueblo muy abundante en arboledas, principalmente chopos que se desarrollan con facilidad en su terreno húmedo, así como fresnos, olmos y sobre todo salceras, en un ambiente de clara transición entre la meseta castellana de campos ocres y las montañas verdes de la Cantabria hacia el mar.


Tiene dos puentes “romanos” sobre el Ebro, pertenecientes a la vía IV Iniecta Glarea, la cual tuvo el recorrido siguiente: Reinosa, Salces, Villacantid, Naveda, Riaño, Abiada, Pozo de la Ureña, lugares todos ellos de la citada Hermandad de Campoo de Suso, y por Piedrasluengas con dirección a Liébana.

Hasta mediados del siglo XX, fue importante su actividad harinera, con tres molinos funcionando en el cauce del Ebro. El primero, aguas arriba del pueblo, el Molinuco, molino maquilero de poca capacidad; en el medio del pueblo, conocido como la Aceña, funcionó otro que posteriormente fue transformado en taller de carpintería; y el tercero y más importante, con capacidad a nivel industrial, denominado “La Primera del Ebro”, el cual fué fundado por don Antonio López y López, Marqués de Comillas, a principios del siglo XIX. Los dos primeros, han sido transformados en sendas casas de vivienda, “la fábrica”, en denominación local, ha sido convertida en horno de pan, y en su aceña, se instaló una piscifactoría, la cual funcionó con éxito hasta 1.990.

En el terreno municipal de Salces, se explota una buena cantera de piedra caliza utilizada para cantería y, sobre todo, para la obtención de cal, en un calero artesanal al pié de la misma. Funcionan también con éxito los talleres Regulan, S.L. de calderería y mecanizado de piezas, construcción de estructuras, cuñas quitanieves, etc. , y, la empresa Mármoles Salces, S.L., en la se que se elaboran todo tipo de lápidas y la empresa de transportes internacionales “El Cepelludo”, con su amplia flota de camiones.


Herrero hubo con fragua de gran fuelle manual, forjador de herramientas de labrador y rejas de arado romano, y muchas fueron también las llantas metálicas que “calzó” a las ruedas de madera de carros “chillones” con ejes de madera ligeros, y de “carromatos” con ejes metálicos más pesados, ambos para yuntas de vacas y bueyes.

Fue muy popular a mediados del s.XX la taberna “La Majueta”, con bolera y baile de manubrio los domingos y días de fiesta, así como la taberna de “la Quica”, también con bolera. En la actualidad, la primera, sigue funcionando con gran éxito y con mayor entidad se inauguró hace unos años el bar-restaurante, con servicio de hospedaje, “Los Valles”, mejor conocido con el topónimo ”El Campurriano”. Recientemente se ha abierto al público una casa rural con el nombre de “La Posada de Salces”.

En arquitectura civil, no tiene ninguna “casona” con interés suficiente para su mención, si bien, todo su caserío sí reúne las condiciones suficientes para proporcionar al lugar un conjunto aceptable.
Su iglesia, situada en el centro mismo del pueblo, le divide en dos barrios bien definidos, el de “arriba” y el de “abajo”. Es del siglo XVII, y en ella destaca el campanario en geometría circular que da cabida a la escalera en caracol de acceso al campanil. Está bajo la advocación de San Miguel Arcángel, representado en una bella imagen de madera policromada, situada en el altar mayor. Sin embargo su fiesta patronal se celebra el día de San Antonio de Padua, el día 13 de junio, por interés expreso de un cura del pueblo, en el siglo XIX, de nombre Antonio y que con el tiempo se fue popularizando hasta convertirse en tradición.
En el lugar denominado los Cagigales, hay una pequeña ermita en la que se venera a la Virgen de los Dolores, pero a nivel popular es conocida como la Virgen de los Cagigales.

Hacia el año 1.985, el Ministerio de Obras Públicas, derribó la última casilla de camineros existente en la zona, utilizada como vivienda de los antiguos peones camineros, encargados de arreglar los baches y otros deterioros que se producían en la calzada. Cada caminero tenía a su cargo un recorrido de una legua.

Salces fue durante muchos años residencia habitual de verano del doctor don Carlos Jiménez Díaz, en la casa solariega de su mujer Conchita, doña Concepción Rábago, oriunda de este pueblo, (fundadores de la Clínica de la Concepción de Madrid, de aquí su nombre), en cuya finca junto al Ebro, se hizo construir una cabaña de madera, entre el cauce del río y la aceña del molino próximo, que llegó a ser muy popular por el puente levadizo sobre el río que le proporcionaba al ilustre médico un aislamiento total en sus horas que pasaba en ella dedicado al estudio y a la investigación médica.
En uno de los veranos en Salces, después de acabada la guerra de 1.936-39, don Carlos, se vió afectado de una neumonía muy aguda y necesitó de unas dosis de penicilina, las cuales fueron obtenidas en la clandestinidad más absoluta ya que en aquellos primeros momentos solamente se conseguía por medio del contrabando. Sería la tercera persona en España a la que se le aplicara la penicilina, después de una niña en Madrid y un adulto en La Coruña.

Nacida en Salces fué la monja Bernarda de Tagle Seco, el día 23 de julio de 1.814, hija de Diego Tagle, natural de Reinosa y de Tomasa Seco, natural de Matamorosa.
Ingresó en el Real Monasterio de Las Huelgas de Burgos el 29 de abril de 1.830, cuando aún no había cumplido los 16 años de edad. En él llegó a ser Abadesa en 1.864.


Salces, es también un apellido ilustre, como el del pintor Manuel Salces, nacido en el pueblo de Suano (Campoo de Suso),en 1.861, y utilizado por don José María de Pereda en su obra “Peñas Arriba”, en el personaje Pitu Salces.

Haciendo ahora un breve recorrido por su historia, nos encontramos con su primera mención escrita en el Fuero Apócrifo de Cervatos concedido por el Conde Sancho García, en el año 999, “Para que los ganados dependientes del monasterio de Cervatos, al igual que los del rey, pudieran pacer las yerbas y beber las aguas sin pagar montántico alguno”.

Es muy posible que Salces ya existiera cuando en el año 200 a.de C. el historiador romano Marco Porcio Catón, escribiera que “el río Ebro nace en el país de los cántabros”. Salces se encuentra muy cerca del nacimiento del Ebro en Fontibre.

En la Edad Media, Campoo, constituyó una de las grandes demarcaciones del Reino, como está reflejado en el libro del Becerro de las Behetrías o libro de las Merindades de Castilla, que mandó formar Pedro I en 1.352, como registro oficial de los lugares del Reino.


A la muerte de doña Leonor de la Vega, ocurrida el día 14 de agosto de 1.432, se procedió a realizar un inventario de sus bienes, vasallos y derechos que la correspondían en el Mayorazgo de Campoo, Liébana y las restantes Merindades de Castilla, y, uno de los lugares de Campoo, era el pueblo de Salces.

En las Ordenanzas de la Hermandad de Campoo de Suso del año 1.551, figura entre los firmantes don Gonzalo Jorrín, como “fiel del Concejo de Salces”.

En el s. XIX, con la creación de las Intendencias, la comarca campurriana pasó a pertenecer a la entonces provincia de Toro y posteriormente a la de Palencia, hasta que en 1.833 pasó definitivamente a la provincia de Santander, en los asuntos civiles, y en los eclesiásticos siguió perteneciendo a Burgos. En la actualidad ya pertenece a la diocesis de Santander.

En el siglo XVIII, toda la comarca gozó de una buena importancia comercial, basada en la calidad de “Villa de portazgo” que le fue concedido a Reinosa, por su situación estratégica, para el pago de las mercancías que llegaban en carros desde Castilla hasta el puerto de Santander, aumentada con la construcción del “camino real”, hoy carretera N.611, y, también por el hecho de celebración en Reinosa de un mercado otorgado por Enrique IV.

Estas circunstancias favorables, motivaron el florecimiento de la carretería, que fue muy importante para la comarca hasta la llegada del ferrocarril en 1.858, Alar del Rey – Santander.

En el año 1.919, se instaló en Reinosa, la Sociedad Española de Construcción Naval, de gran prestigio internacional, proporcionando a todos los pueblos limítrofes una nueva situación económica, dando lugar a lo que se denominó “obrero mixto”, que trabajaban en la fábrica y alternativamente se dedicaban a la siembra y a la ganadería, a pequeña escala, de acuerdo con la tradición familiar secular.

SALCES toma nombre por la abundancia de “salceras” (clase de sauce) que crecen espontáneas a la orilla del Ebro.


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domingo, 15 de marzo de 2009

JUANA POSSE

UNA MUJER DE EXCEPCION.

Después de unos días de asueto en mi pueblo de SALCES (Campoo-Cantabria), recupero ritmo y vuelvo a la carga para ir completando el tema sobre Juana Posse, madre del insigne y preclaro PABLO IGLESIAS.

Hoy solo quiero comentar que la charla-coloquio estuvo muy animada con una concurrencia muy nutrida, rematada con la degustación de un café con pastas.





Estas son algunas de las fotos del acto que me han aportado Lina y Juan Julián.
En breve haré mención a la biografía de Juana Posse, pero antes permitidme que haga una reseña de mi citado pueblo de SALCES.
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sábado, 7 de marzo de 2009

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Mañana domingo, día 8 de marzo, se celebra "el día internacional de la mujer trabajadora", homenaje al que un servidor quiere sumarse poniendo su granito de arena con una charla-conferencia sobre una mujer que fué excepcional, JUANA POSSE, madre de PABLO IGLESIAS, el lunes día 9 a las 18,30 h., en la Casa del Pueblo en Vicalvaro, calle Velilla nº3.

UN POCO DE HISTORIA:

El día 28 de febrero de 1.908, hace ya un siglo, en los Estados Unidos de América, las organizaciones de mujeres socialistas llamaron a desarrollar enormes manifestaciones públicas para conseguir su derecho al voto y también sus derechos políticos y económicos, y en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo, y, hundir sus raíces en la lucha de la mujer por participar en la sociedad en pié de igualdad con el hombre.

Dos años más tarde, en la Segunda Conferencia de mujeres socialistas que tuvo lugar en Copenhague, Dinamarca, el día 27 de agosto de 1.910, se estableció el día 8 de marzo de cada año como DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER, con la asistencia de más de un centenar de delegadas de más de 17 países, representando a sindicatos, partidos socialistas y organizaciones de trabajadores.

La elección del día 8 de marzo, parece ser que fue en recuerdo y homenaje a dos acontecimientos que ocurrieron en la ciudad de Nueva York:

El primero tuvo lugar en el año 1.857, con una gran marcha de las trabajadoras textiles, en la que participaron varios miles de mujeres recorriendo los barrios ricos de la ciudad, en protesta por las condiciones miserables en las que trabajaban.

El segundo acontecimiento ocurrió medio siglo después, en el año 1.908, cuando más de 40.000 costureras industriales de grandes fábricas se declararon en huelga demandando el derecho de unirse a los sindicatos, mejores salarios, una jornada de trabajo menos larga, entrenamiento vocacional y el rechazo al trabajo infantil, en cuya huelga, murieron abrasadas 129 trabajadoras, en la factoría Cotton Textile, ubicada en Nueva York, debido a que los propietarios de la fábrica habían encerrado a las trabajadoras para que no se sumaran a la huelga.


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miércoles, 4 de marzo de 2009

NUESTRA ASOCIACION EN LA PRENSA


El Distrito - Actual/VICÁLVARO

Fuente:Marina Osuna
27/02/2009



Miembros de la Junta Directiva de AMPPICAM.

La Junta Directiva de AMPPICAM, encabezada por Emilio Jorrín (presidente), Lina Gestal (vicepresidenta) y Teodosia Ramón (tesorera), persigue incidir sobre el analfabetismo que afecta a muchos mayores, principalmente mujeres.

La Asociación de Mayores y Pensionistas Pablo Iglesias de la Comunidad de Madrid (AMPPICAM) se ha instalado en Vicálvaro. Desde el local de la Agrupación Socialista, en la calle Velilla, 3, este grupo, que cuenta ya con 350 socios, pretende actuar como revulsivo de los problemas y las necesidades de un colectivo al que siguen considerando marginado. Convencidos de que “hay que hacer ver que ser mayor no es un problema, sino una circunstancia de la vida”, se autodenominan ‘los nuevos mayores’ y defienden que hay vida más allá del baile y las comidas con los que siempre se les relaciona. “Somos personas con nuestra inteligencia, nuestras inquietudes culturales y sobre todo con mucha experiencia personal”, afirma Lina Gestal, vicepresidenta de la Asociación.
Juntos, trabajan ya en cinco ambiciosos objetivos: defender los derechos, la dignidad y la autoestima de este colectivo; velar por la justicia social y la igualdad de oportunidades; fomentar la apertura a la sociedad y la participación integral del colectivo; mejorar la capacidad social de las personas mayores; y conocer e investigar su situación actual.
Sus instrumentos, fundamentalmente, serán los talleres, las conferencias y las campañas informativas, previa realización de estudios de investigación socioeconómicos. Hasta la fecha, ya han celebrado varias reuniones con distintas personalidades, entre ellas, el ex ministro de Justicia, Mariano Fernández Ber-mejo, al que le propusieron crear una fiscalía del mayor. Además, plantean incidir sobre el gran problema del analfabetismo en los mayores, principalmente en las mujeres, la falta de plazas públicas y de personal en las residencias, así como en la marginación y los malos tratos psíquicos, económicos e incluso físicos que sufren muchos mayores. “También reivindicaremos que tenemos que ganar más (pensiones) y que nos tienen que cuidar mejor, como no, pero aportamos además la importancia de la formación”, asegura el presidente de la Asociación, Emilio Jorrín. Asociarse a AMPPICAM es totalmente gratis, y cualquiera puede hacerlo, independientemente de su color político. No obstante, no es necesario ser socio para solicitar ayuda o atención.
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domingo, 1 de marzo de 2009

SAN FRANCISCO EL GRANDE

VECINOS DEL PARQUE DE LA CORNISA
Un grupo de vecinos contra la destrucción del entorno de San Francisco El Grande, parque de la Cornisa y jardines de las Vistillas.
Esta maña de domingo he participado en compañía de otros miembros de la Asociación Pablo Iglesias en el asunto del epígrafe, en apoyo al acto de protesta al que asistieron, entre otras personalidades, David Lucas y Pedro Zerolo


COMUNICADO DE LA PLATAFORMA DE VECINOS DE LAS VISTILLAS - PARQUE DE LA CORNISA EN CONTRA DEL CONVENIO URBANISTICO ENTRE EL AYUNTAMIENTO DE MADRID Y EL ARZOBISPADO.
Los vecinos del entorno de San Francisco el Grande (Las Vistillas, Parque De La Cornisa, Traseras de La Ronda de Segovia) nos oponemos rotundamente al Plan del Ayuntamiento de Madrid y del Arzobispado para la construcción de más de 20.000m2 de nuevos edificios, en el Parque de la Cornisa y parcelas aledañas, que supondría la destrucción de zonas verdes, áreas infantiles y vistas emblemáticas de esta zona histórica de Madrid.
El Ayuntamiento de Madrid y el Arzobispado llegaron en el mes de diciembre a un acuerdo, que ahora va a convertirse en vinculante para todos los vecinos, que prevé una reurbanización completa del Parque de la Cornisa, las traseras de la Ronda de Segovia y Cuesta de las Descargas, así como de la parcela del Seminario Conciliar y la parcela contigua a la Basílica de San Francisco el Grande.
También se incluye la apertura de dos calles abiertas al tráfico, una en el actual Parque de la Cornisa (que tras las alegaciones, en principio será peatonal), y otra en las traseras de la Ronda de Segovia.
Mediante este acuerdo (Convenio Urbanístico), la Iglesia Católica obtendrá el derecho de levantar más de 20.000 m2 para nuevos edificios, que no serán instalaciones de uso común, sino la nueva sede del Arzobispado de Madrid (Casa de la Iglesia) y una biblioteca conciliar.
La Iglesia justifica la edificación de toda esta superficie, alegando que renuncia a la edificación del terreno contiguo a San Francisco el Grande. Pero este terreno NO LE PERTENECE, pues sólo se le ofreció en su momento como cesión gratuita, pero no como moneda de cambio.
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