domingo, 8 de noviembre de 2009

LA ALMUDENA

Virgen de la Almudena.
Día 9 de noviembre:

Patrona de la Villa de Madrid.

Su nombre procede del árabe Almudayna, que significa ciudadela, diminutivo de "medina" (ciudad). Otras tesis mantienen la idea de que procede del "almudí" moro o alhóndiga (almacén de trigo).

Cuenta la tradición, que en tiempos de Alfonso VI, antes de conseguir la conquista de Madrid en el año 1.083, se sabía que en alguna parte de la muralla se hallaba oculta una imagen de la Virgen desde el año 713, y existen dos versiones de cómo fué encontrada:
Hay quien sostiene que fué en el año 1.085, el día 9 de noviembre, cuando se celebraba una novena y procesión, por mandato del monarca, y al pasar junto a la Puerta de la Vega, se produjo un desprendimiento casual en la muralla y allí apareció la imagen entrepolvo y piedras con dos cirios encendidos.

La segunda versión nos dice que fué el propio rey Alfonso VI quien mando derribar la muralla hasta encontrarla.

En otras crónicas posteriores se recocogen los siguientes datos:

En 1.64O, el rey Felipe IV y su esposa, la reina Isabel de Borbón, fundaron la Real Esclavitud de Nuestra Señora de la Almudena.
En 1.646, el día 8 de noviembre, la Villa de Madrid, votó su asistencia a la festividad de la Almudena el día 9 de noviembre "perpetuamente, por siempre jamás".
En 1.911, se abrió el culto en la Cripta, el día 31 de mayo.
En 1.947, el papa Pío XII, la proclamó patrona de la Diócesis de Madrid-Alcalá.
En 1.977, Pablo VI, declaró día festivo para Madrid el día 9 de noviembre, sancionando así un patronazgo que la villa venía proclamando a lo largo de siglos. Fué también renovado entonces el voto de la Villa y Corte.

Cuentan también las crónicas, que el día 7 de julio del año 1.631, se inició un voraz incendio en la plaza Mayor de Madrid. Ante la inmensa tragedia que se preveía, los madrileños decidieron llevar al lugar a la Virgen de la Soledad y aunque se contuvieron las llamas con su presencia, continuó el incendio, por un cambio de la dirección del viento. Se llevó entonces a la Virgen de Atocha, que aminoró la intensidad del fuego, pero no fué suficiente para sofocarlo. En vista de que la tragedia continuaba, al día siguiente, se optó por llevar a la Virgen de la Almudena, se celebró una misa con asistencia de una gran multitud y cuando pasaron en procesión por el lugar de las llamas, todos vieron con gran asombro y satisfacción cómo las casas que ardían se derrumbaron repentinamente y se extinguió el incendio.


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