martes, 14 de abril de 2009
CAMPOO
De vuelta ya en mi casa madrileña después del asueto vacacional de Semana Santa, tomo impulso de nuevo y me dispongo animoso a teclear en mi ordenador.
De acuerdo con el título, es obvio que voy a referirme a mi terruño campurriano, un valle con personalidad propia situado entre montañas de elevada estatura y abierto por el este para dar cabida al mar de Cantabria de agua dulce, el gran Pantano del Ebro.
Cuadro con el Ebro en primer plano, próximo a su paso por el pueblo de Salces, con Fontibre de medio fondo y sus montañas nevadas como seña de identidad de Campoo.
El Valle de Campoo, también conocido como Comarca Campurriana o Partido Judicial de Reinosa, está compuesto por once Municipios: Hermandad de Campoo de Suso, Campoo de Yuso, Campoo de Enmedio, Las Rozas de Valdearroyo, Valdeprado del Río, Valderredible y Reinosa, pertenecientes a la cuenca del Ebro; Valdeolea, de la cuenca del Camesa afluente del Pisuerga, y Pesquera, San Miguel de Aguayo y Santiurde de Reinosa, situados en la cuenca del río Besaya.
Su extensión es de 1.008 km2., la quinta parte de Cantabria, y tiene una población aproximada de 26.000 habitantes.
Está situado en la parte más meridional de la Comunidad Autónoma de Cantabria, que limita por el sur con las provincias de Palencia y de Burgos.
Este Valle de Campoo, en general, dispone de unas características físicas que le diferencian notablemente del resto de Cantabria. Por una parte, su clima es muy frío, debido a su elevada altitud media, entre los 800 m. y los 2.222 de su punto más elevado en el Cuchillón, y a su inferior humedad relativa. Por otra parte, es una zona clara de transición entre la meseta castellana de campos ocres y los prados verdes de Cantabria.
Es una de las demarcaciones históricas más antiguas de la vieja Cantabria, como lo demuestran fehacientemente las excavaciones arqueológicas efectuadas en el altozano de las Rabas (Celada Marlantes), en cuyo yacimiento se han encontrado huesos, cerámicas, bronces... que han permitido identificar el tipo de vida de los antiguos cántabros en los siglos II y I a.de C.
Las primeras menciones documentadas de los pueblos de Campoo, aparecen fechadas hacia el año 1.000 y se conservan en el Monasterio de Santa María de Aguilar y en el de Cervatos.
La Comarca Campurriana tiene sus antecedentes en la antigua Merindad de Campoo, que fue una de las configuraciones administrativas típicas de Castilla durante la Baja Edad Media, siglos XV y XVI, las cuales, a partir del año 1.490, por las Cortes de Toledo primero y en 1.500 después, por la Ordenanza de Corregimiento de los Reyes Católicos, se convirtieron, las Merindades, en el sistema más eficaz de gobierno de los pueblos.
Esta Merindad de Campoo, constituyó en la época una de las grandes demarcaciones del Reino, como está reflejado en el Libro del Becerro de las Behetrías o Libro de las Merindades de Castilla, mandado formar por Pedro I como registro oficial de los lugares del Reino.
El Territorio de Campoo tuvo su propio "Fuero consuetudinario" (Fuero de acuerdo con las costumbres establecidas), según se refiere en las fuentes jurídicas y documentales.
Por Real Instrucción del 13 de marzo de 1.749, la Merindad de Campoo pasó a pertenecer a la Intendencia de Toro, hasta el día 26 de octubre de 1.827 que pasó a formar parte de la provincia de Palencia.
En 1.833, con la nueva distribución provincial efectuada por Javier de Burgos, vigente en la actualidad, Campoo fue integrada definitivamente en la entonces provincia de Santander, si bien en los asuntos eclesiásticos siguió perteneciendo a Burgos.
Durante siglos, los habitantes de este Valle de Campoo vivieron de una manera muy primitiva y una economía muy precaria, basada en la cría de un poco de ganado autóctono, como la vaca campurriana, hoy desaparecida, la vaca de raza tudanca, yeguas, cabras y ovejas, completada con un poco de siembra y la matanza del cerdo como base de su alimentación.
Es una tierra donde crecen en abundancia el roble, el haya, el acebo...
Una tierra que en decir de algunos literatos "huele a botica", por la abundancia de plantas y flores medicinales que en ella crecen, tales como manzanilla, te, orégano, poleo, árnica... lo que dio lugar a un florecimiento del saber popular concentrado en la Rebotica.
Una tierra que en la mezcla de ecosistemas atlánticos y mediterráneos se crían en plenitud la gran mayoría de las especies de la Cordillera Cantábrica, tales como el lobo, el jabalí, el oso pardo... el orugallo, el milano, el buitre...
el corzo, el ciervo, el venado... el zorro, la garduña... la liebre, el conejo, la perdiz...
Una tierra, en la que, según las crónicas antiguas, se criaban las mejores mulas de España, y en cuyas ferias el rey Juan II de Castilla, ordenaba a su caballerizo mayor Gómez de Hoyos que adquiriera los caballos necesarios para los servicios reales.
El alto valle del Ebro, que en definición técnica recogida en "La historia de Cantabria" dice: "Aunque esta unidad se integra en el dominio plegado cántabro, es un área de transición morfoestructural desde el Macizo Asturiano hacia las cuencas sedimentarias del Duero y del Ebro. Los altos relieves que conforman la cabecera del Hijar, y por tanto la del Ebro, son parte de la aureola permotriásica que bordea el zócalo paleozólico e inicio de los materiales sendimentarios que lo recubren hacia el este y sudeste.
Es la tierra, en la que los romanos se vieron obligados a construir la ciudad de Julióbriga, la más grande de todo el norte de España, con el fin de poder someter al aguerrido pueblo cántabro.
La tierra que vió nacer, crecer y morir a Corocotta, el guerrero cántabro que se caracterizó por sus incursiones contra los romanos en Julióbriga y que protagonizara un curioso episodio según relato del historiador Dion Casio:
"El emperador Augusto, puso precio a la cabeza del legendario caudillo cántabro y ordenó que se divulgara la noticia por todo el territorio:
Quien capture a Corocotta y lo entregue vivo o muerto, recibirá la suma de 200.000 sextercios.
La importante suma ofrecida, llegó a oídos del propio Corocotta, quien sin dudarlo, decidió presentarse en persona ante el emperador pidiendo para sí tal recompensa.
Augusto impresionado por la habilidad y astucia del cántabro para llegar hasta él, burlando las guardias, y también por la ocurrencia, le regaló la suma ofrecida y no le hizo ningún daño".
El lugar que vivió otra nueva invasión, la visigoda de Eurico en el siglo V. y la posterior conquista por Leovigildo en el s.VI, año 574.
Campoo, es la tierra, que con toda probabilidad, fue la cuna de Castilla y vio corretear por ella al conde Rodrigo, primer fundador de Castilla; a Nuño Rasura, poblador de Brañosera, abuelo de Fernan González, y al propio Fernan González, primer conde independiente de Castilla.
Y llegamos al año 999, cuando el conde Don Sancho extiende el Fuero de Cervatos, para que los ganados dependientes del monasterio, al igual que los del rey, pudieran pacer las yerbas y beber las aguas sin pagar montántico alguno.
La que en el año 1.125 vivió la colocación de la primera piedra de la actual colegiata de Cervatos y otras iglesias románicas de la época. Así como la construcción del Castillo de Argueso, la Torre de los Bustamante, en el pueblo de La Costana; la Torre de Proaño ...etc. Son los siglos XII,XIII y XIV.
Estamos ya en el siglo XV, para llegar a la fecha del 3 de febrero de 1.489, cuando la villa de Reinosa recibió el Título de Noble y Real Villa, por la participación de la comarca, tanto en los gastos como con la aportación de hombres en la guerra de Granada.
La misma tierra, que en los primeros días del mes de marzo de 1.497, acogiera el primer encuentro personal entre el Príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos y la Princesa Margarita de Austria, hija del Emperador de Alemania y hermana de Felipe el Hermoso, en donde se celebró la ceremonia de "tomarse las manos" o "desposarse de presente", boda que posteriormente sería ratificada en la catedral de Burgos, el Domingo de Ramos, día 19 de marzo.
La misma tierra en la que se repusiera de sus dolencias y cansancio el Emperador Carlos I de España y V de Alemania, en su primer viaje de venida a España.
Allí donde el Rey Alfonso XIII, cazara el oso y visitara después a la recien establecida Naval de Reinosa.
El mismo lugar en donde descansaba, todos los veranos, el ilustre doctor en medicina Dr. don Carlos Jiménez Díaz.
Esa tierra emblemática que también tiene sus leyendas como la recogida en una obra impresa en Madrid en el 1.667, de título "Población Eclesiástica de España y noticias de sus primeras honras - Hallada en los escritos de San Gregorio, obispo de Granada y en el Chronicón de Hauberto monje de San Benito", que dice: "...la sibila Eritrea, hija de Noé, mujer y hermana de Jafet y madre de nuestro patriarca Tubal, vivió el último tercio de la vida en España, con su hijo, y la tenemos enterrada en la villa de Reinosa dentro de los cántabros, que era lo primero y más poblado que había entonces".
Sí sabemos que Tubal, según el Diccionario Espasa-Calpe, fué "supuesto nieto de Noé, de quien dice la tradición que vino a España, y fué el primer poblador de la península".
"Pórtico magnífico de la Patria", como define a Campoo, Ricardo León y Román (1.877-1.943) en su novela "Casta de Hidalgos", de 1.908 y cuya acción se desarrolla en Santillana del Mar.
Campoo dispone de sus propios rasgos culturales que le definen y caracterizan:La música y canciones, la danza, el baile, los juegos, la ganadería, la sementera, la arquitectura rural, la gastronomía, la matanza del chon … son pruebas evidentes de su propia personalidad.
Personalidad que ya pusieron de manifiesto campurrianos ilustres como:
- Rodrigo de Reinosa (s. XV). Poeta-juglar, considerado como el primer poeta de Cantabria de nombre conocido.
- Juan Francisco Güemes Horcasitas (1681-1766). Conde de Revilla-Jigedo. Virrey de Nueva España (México).
- Ángel de los Ríos, "el Sordo de Proaño" (1823-1899). Alcalde de la Hermandad de Campoo de Suso. Escritor y político. También conocido como "el Solitario de Proaño".
- Demetrio Duque y Merino (1844-1903). Escritor y periodista. Introductor en Reinosa de la primera imprenta.
- Ramón Sánchez Díaz (1869-1960). Periodista y escritor. Donó al pueblo de Reinosa su "casuca Asunción" y su biblioteca para la fundación de la Casa de Cultura Sánchez Díaz.
- José Calderón Escalada, "el Duende de Campoo" (1899- 1972). Sacerdote. Escritor prolijo, profundo conocedor de las gentes y tierras campurrianas, de sus costumbres y tradiciones.
- Julio Montes Saiz (1934-1997). Sacerdote. Profesor y escritor. Profundo investigador en la antropología cántabra, en las materias de lingüística, costumbres y étnica.
- Casimiro Sainz (1853-1898). Pintor. Uno de los principales representantes del paisajismo español del s. XIX.
- Manuel Salces (1861-1932). Pintor. Artista de gran lirismo y conjunción armónica.
...y, un largo etcétera que nos llena de satisfacción a todos los campurrianos.
Así pues, Campoo es una comarca de larga historia.
Un pueblo fiel a sí mismo, como ha demostrado en tantas ocasiones históricas. Con un lenguaje peculiar que es una joya de valor inestimable.
Un pueblo fiel también a sus usos y costumbres, a sus fiestas y tradiciones, que aún perduran en toda su pureza a pesar del poder devastador de la modernidad pujante, como:
Las Marzas, vieja tradición en Campoo que se remonta en los tiempos.
Las Cantadoras (hoy, Día de Campoo) en las ferias y fiestas de San Mateo, verdadera manifestación folklórica en donde brota a raudales el alma campurriana, con artísticas carrozas y típicas carretas.
El Día de los Campanos, una tradición antiquísima de argumentos ganaderos, con exaltación de la vaca tudanca, muy arraigada en la comarca.
La Virgen de Labra, una fiesta lúdica-religiosa, llena de colorido y complicidad romera...
Un pueblo sufrido, duro y tenaz..., que ha sabido sobrevivir en una naturaleza indómita, rica en contenido, pero áspera y hostil en su peculiaridad climática.
Un pueblo bravo y audaz en la defensa de sus derechos.
Un pueblo, en suma, sereno en la decisión y noble en su comportamiento.
Nacimiento del Ebro, con las primeras nieves del invierno.
Ambos cuadros han sido pintados a espátula por Emilio Jorrín.
Fotografía hecha en día 11 de abril 2009, en la cual se adivina el paso del Ebro por el pueblo de Salces, con los ciruelos y espinos albar en plena floración.
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